Let Me Tell You What I Mean – Joan Didion

He oído hablar de Joan Didion cientos de veces. Durante muchos años no sabía quién era e incluso últimamente solo descubrí que era una autora de historia corta y no ficción, estadounidense, famosilla en parte por la gente con la que se codea, pero también querida por la crítica. Aun así, nunca tuve mucho interés por leerla. Pero hace poco busqué libros simples, breves o con historias cortas que poder leer en el trabajo y me acordé de Didion, así que encontré este en la librería y me dije que era hora de descubrir de qué hablaba todo el mundo.

Joan Didion ha escrito muchas columnas en revistas y periódicos durante medio siglo. En los años 60 y 70, especialmente, escribió mucho y estos textos no han sido publicados en libros tanto como los más recientes. Quizá por ello aquí empiezan a echar mano del baúl de los recuerdos periodísticos y la mayoría del libro son historias de finales de los 60 y principios de los 70, así que no sientes estar leyendo a una autora durante toda su vida, no ves cómo cambia (y en qué sigue siendo la misma) a través de los años. Más que nada, leemos sus historias sobre California y qué significa ser californiana.

No está mal. Evidentemente Didion tiene un punto de vista que no he leído mucho en otros autores. Me gustó leer su experiencia sobre ser una don nadie californiana en los 50, estudiar escritura creativa cuando aún no tenía mucho que decir (o no sabía cómo decirlo) y cómo aprendió el oficio con un trabajo modesto y aparentemente poco creativo en Vogue. La historia sobre Hemingway, lo que significa tomar decisiones cuando eres autor, también es muy interesante. Pero aunque son interesantes, están escritos de forma un poco… aburrida. Las leí por inercia, sin mucho disfrute, y sonaban repetitivas. Es preocupante que lo mejor del libro apenas se eleve a un meh.

Aparte de esto, el resto del libro (la mayoría de él) era aburrido, poco interesante en el fondo y en la forma, y cuando la autora se echaba un poco para delante y le ponía algo de emoción al relato sonaba un poco pollavieja. Muy boomer, muy anticuado, muy de creerse moderna y liberal cuando simplemente eres una machista de derechas, pero burguesa. Muy señora bien. Un poco lo que se puede esperar de una burguesa nacida en los años 30 y que se hizo famosa por codearse con otros burgueses de la industria del espectáculo, pero por alguna razón, durante años sus conciudadanos llevan repitiendo la mentira de que era una especie de sabia liberal.

En resumen, no sé si voy a leer algo más de esta señora. No es muy interesante, por decirlo finamente. Cuando escribe de cosas sin mucha chicha, no les aporta ninguna; y cuando escribe sobre momentos especiales de su vida privilegiada, les quita toda la chicha y los deja en pleno hueso, aburridos y monótonos. Lo único bueno es que me ha recordado lo genial que es Impossible Owls de Brian Phillips.

Third Time Lucky – Meg Cabot (The Princess Diaries 3)

El segundo libro de la serie deja con ganas de más, así que nada más terminarlo empecé el siguiente. La verdad es que son tan cortitos y el estilo tan fácil de leer que es como comer Pringles: pretendes comerte solo una, pero sin darte cuenta te zampas el bote entero.

Casi sin darse cuenta Mia accedió a salir con Kenny y ahora se encuentra teniendo que enfrentarse a los exámenes parciales, preparándose para su viaje a Genovia en Navidad y sin saber si cortar con Kenny, confesarse a Michael o tirar la toalla sentimental. Si el libro anterior terminaba con la noche de Halloween y los amigos yendo a ver Rocky Horror Picture Show en el cine, disfrazados, esta termina con el Baile de Invierno del instituto, su última función escolar antes de viajar a Genovia y pasar las vacaciones estrenándose como heredera al trono.

El segundo libro tenía capítulos bastante cortos y casi siempre le seguía una página con una lista o deberes, así que leía en un pispás. En esta tercera entrega, hay capítulos un poquito más largos (aunque siguen siendo cortos para un adulto, evidentemente) y los intermedios, como las listas, no ocurren tanto o son más largos de lo habitual. En general, el estilo diario me ha parecido más forzado.

Genovia, digoooo Mónaco

Otra cosa que me ha parecido más pesada que en entregas anteriores son los dos hermanos Moscovitz. Lilly es un poco narcisista y francamente insoportable, su amistad es tóxica y no le trae nada bueno a Mia. Quizá si hubiera leído solo un libro al año me habría pasado desapercibido, pero leer cómo sus chantajes y abuso emocional suben de intensidad como la espuma hace que la niñata dé un poco asquito. Por otro lado, creo que como el libro habla de las edades de los personajes con los términos estadounidenses (freshmansenior, etc.) se me había pasado, pero en este queda claro que Mia está en 3º de la ESO (14 años) y Michael en 2º de Bachiller (17 años), que es una diferencia de edad enorme en la adolescencia. Da, directamente, asco. Michael es un asaltacunas y no dice nada bueno de él que siendo casi adulto y pensando en la universidad persiga a niñas que apenas están en la pubertad aún. De las poquitas mejoras del libro están que oímos hablar un poco menos del programa de TV de Lilly y de acosadores sexuales y que otros personajes, como Philippe, Lars o Tina tienen algo más de protagonismo.

En resumen, este es probablemente el libro más flojo de la serie hasta ahora, pero no es una catástrofe, así que seguiré leyendo los demás.

Take Two – Meg Cabot (The Princess Diaries 2)

De adolescente aproveché alguna visita a países anglosajones para comprarme unos libros facilitos en inglés, con la intención de leerlos y así mejorar un poquito el idioma. Algunos fueron demasiados difíciles para mí, como Casino Royale de Ian Fleming (que me leí en 2022); otros fueron perfectos para mi nivel, como los libros de Gossip Girl de Cecily von Ziegesar. Y otros me costaron un poco y no lo entendí todo, pero pude leerlos y pasármelo bien. Entre esos libros se encuentran los primeros de la serie Princesa por Sorpresa (The Princess Diaries) de Meg Cabot. Sin embargo, no recuerdo mucho de lo que ocurría y me gustaría terminarme la saga, así que recientemente, aprovechando una visita a casa, desempolvé los libros y me puse manos a la obra.

Mia Thermopolis acaba de empezar 3º de ESO por todo lo alto, con sus padres diciéndole que es la heredera al trono de Genovia, un diminuto país en la costa mediterránea, y con su abuela paterna y reina madre asentándose en Nueva York para darle clases de etiqueta. Pero si esto no le era suficiente, su madre se acaba de quedar embarazada de su novio, que es nada más y nada menos que el profesor de Mates de Mia. Mientras se prepara para celebrar Halloween con los amigos, Mia tendrá que ir a clase de etiqueta con su abuela, dar su primera entrevista, apaciguar los celos de su amiga Lilly y descubrir quién le está enviando mensajes de amor de manera anónima.

El libro tiene un poco más de garra que el primera, supongo que porque no necesita presentarnos a los personajes ni la situación. Mia da mucho la turra con que es vegetariana y le encanta Greenpeace y ellos son de izquierdas, lo cual sigue haciendo que toda la familia Thermopolis parezca un grupito de yuppies clasistas. Lilly Moscovitz no ha llegado al apoteosis de su insoportable comportamiento, pero se acerca, y la madre de Mia sí empieza a ser cansina. A veces dan ganas de llamar a Servicios Sociales para que sus padres empiecen a tomarse en serio sus responsabilidades más básicas, como dar de comer a su hija o asegurarse de que tienen electricidad y agua corriente.

Mónaco, país en el que se basa Genovia

Por otro lado, Michael es aún un personaje un poco misterioso (gana mucho cuando habla poco) y la trama de los mensajes de amor está bastante bien, así que es interesante y se lee con ganas. Que todo termine la noche de Halloween, con una fiesta de medianoche en un cine, donde los amigos irán disfrazados a ver Rocky Horror Picture Show, hace que visualices bien el paso del tiempo y cuánto queda hasta que se resuelvan las incógnitas de la historia. También ayuda que los capítulos sean tan cortitos, siempre divididos por listas y deberes. Se lee tan rápido que siempre te lees uno más y, antes de darte cuenta, te has terminado el libro.

En resumen, es un libro bastante gracioso y de muy fácil lectura. De la primera mitad de la serie, este es probablemente el más gracioso de todos, antes de que las cosas se vuelvan un poco más serias o los personajes empiecen a estar trillados.

Who Moved My Cheese? – Spencer Johnson

En una de mis bibliotecas favoritas tienen una pequeña estantería con libros de no ficción. Hay muchos tipos mezclados, desde biografías y autobiografías hasta autoayuda o historia. Muchos de los tomos están manoseados y se ve que han tenido una larga vida y los títulos son o muy conocidos o nada conocidos. Supongo que muchos de ellos fueron donaciones de algún angloparlante que vivió por la zona. Se ve que este libro es de los muy conocidos, aunque yo no había oído hablar de él en mi vida, pero el título es graciosete y el texto cortito, así que, ¿por qué no? Me lo saqué pensando que podría leérmelo en un par de viajes de tren.

¿Conocéis la frase “darse con un canto en los dientes” o “contentarse con lo que tienes”? ¿O la inglesa “to be content with one’s lot”? Este libro es esa frase, pero alargada para que llene 100 páginas. Las primeras 30 páginas, un señoro da una chapa sobre lo genial y exitoso que es este libro. Nos cuenta una historia supuestamente real pero que, sinceramente, huele a milonga. Atribuye palabras exactas, conversaciones larguísimas, a varias personas, conversaciones tan simplonas que una inteligencia artificial ni siquiera las escribiría así de cutres.

Por fin llegamos a la historia, esa historia que ya nos han dicho y repetido que ha cambiado la vida a millones de personas de todo el mundo. Se supone que es corta, pero dura casi 50 páginas. Es simple: hay dos ratones, no son listos pero corren mucho; hay dos «enanos», humanos pero de la misma altura que los ratones, y son inteligentes, por lo tanto peores que los ratones. Los ratones no son capaces de pensar, son todo instinto primario, así que cada día corren a buscar queso. Los enanos pueden pensar en el pasado, en el futuro, filosofar, tienen sentimientos; por lo tanto, cuando aprenden que aparece queso a diario en un cierto cuarto, acostumbran a buscar allí en lugar de correr como pollos descabezados por todo el mundo, y cuando el queso deja de aparecer ahí les toca las narices tener que volver a rehacer su vida desde cero. Aun así, lo hacen.

La moraleja de la historia es que tu vida es perfecta y si sientes algún sentimiento en algún momento, eres un ingrato y desagradecido, mentalmente inferior, débil, asqueroso, pesado, un mierdas cuya vida es horrible por su empeño en sentir. Sí, estás en una cueva, pero no deberías darte la vuelta y mirar detrás; deja de ser «enano» e intentar de salir fuera y ver el sol; ¡ni siquiera pienses en qué se parecen las sombras que ves en la pared! Mírala y punto. ¿Te han robado? ¡¡¡Deja de sentirte triste!!! ¿Tu jefe te acosa sexualmente, te manosea, te obliga a chuparle la polla para que no te despida? ¡Deja de lloriquear! ¡No denuncies! ¡No pienses en qué recurso legal tienes! ¡¡Esa es la actitud de una enana imbécil!!! ¡¡¡¡¡Chúpale la polla y da gracias de que tengas trabajo!!!!! No te mereces más. No mereces dignidad. La dignidad es para otros, para los demás, para tu jefe, para los ricos, para los sociópatas que no tienen moral. Todos tenemos lo que merecemos: si eres millonario, es porque eres mejor persona y mereces ser millonario; si eres pobre y te abusan, es porque eres mala persona y eso es lo que mereces. Y si nunca dejas de ser pobre o de ser abusada es porque eres demasiado enana, porque tienes sentimientos, porque te empeñas en PENSAR en lugar de ser un robot sin emociones, un psicópata como Dios manda.

Finalmente, el libro termina con una docena de páginas en las que estas personas supuestamente reales tienen una conversación supuestamente real en las que explican que esta historia les ha cambiado la vida. Los temas de conversación incluyen «Puedes conocer a alguien desde hace unas semanas y aun así no saber los detalles más íntimos de su vida, ¡¿quién lo iba a pensar?!» o «Yo era rico, pero mi familia se empeñó en tratar a sus empleados como seres humanos en lugar de esclavizarlos, como hace Jeff Bezos, así que ahora vendemos menos y soy menos rico, ¡es inadmisible!».

En resumen: es una mierda.

 

Neuf mois et toi (Kid Gloves: Nine Months of Careful Chaos) – Lucy Knisley

Echando un vistazo a los cómics de la biblioteca me llamó la atención el colorido de esta portada. Ya he leído otras obras de no ficción sobre el nacimiento de un hijo, especialmente cómics (La baleine bibliothèque de Vanistendael, Montagnes russes de Morizur y Benyamina, Corps de rêves de Capucine, Écumes de Chabbert y Maurel, Rien ne se passe jamais comme prévu de Gorce y Tissier, Nouvelles vies de Delmas, Ce n’est pas toi que j’attendais de Toulmé), pero también libros como Inferno de Catherine Cho. Así que me animé a leer también este, aunque solo fuese para comparar y porque en general aquellos basados en la vida del autor han sido bastante interesantes.

Algo que no me di cuenta cuando saqué este cómic era que la autora era estadounidense. Pero no os preocupéis, nada más comenzar a leerlo te das cuenta. Es yanki como los monólogos de Goyo Jiménez, patéticamente típico. El cómic no va sobre la experiencia de la autora con su embarazo, sino que ella nos da una masterclass sobre la menstruación y la reproducción, porque no tenemos ni puta idea de nada, no como ella, que hasta ayer no tenía ni puta idea de nada y ahora es una experta. YOU’RE WELCOME.

El cómic es una larga lista de quejas sobre cosas, muchas veces simples, que ella no sabe (por lo que culpa a todo el mundo, pero no tiene el espíritu crítico de preguntarse por qué ella, como mujer adulta y educada, nunca ha tenido curiosidad por absolutamente nada) y explicaciones, muchas veces incorrectas. Menciona supuestos bulos e ideas equivocadas famosas (no había oído casi ninguna y las que había oído eran de parte de mi abuela, que ella misma las presentaba como «tonterías que algunas señoras decían hace 60 años») que dice todas nos creemos porque una mano negra nos las enseña; menciona bulos médicos como verdaderos; incluso tiene un momento en el que habla de un episodio de I Love Lucy que supuestamente tiene el título en español, pero el título no está en español. En serio, esta mujer ha escrito un manual sobre el útero basándose solo en dos artículos viejos de Marie Claire y nos lo ha vendido como un memoir intimista.

Demi Moore, foto de Anne Leibovitz, para Vanity Fair (1991)

La trama que nos prometieron, la que habría sido más difícil de cagarla porque al fin y al cabo trata de su experiencia y no de hechos históricos o ciencia, tiene un plano terciario y está contada con desgana. El dibujo es simplón, el color también, así que ha sido un desperdicio de gastos dedicar más de 200 páginas a color a este batiburrillo. ¿De verdad vas a gastarte 19 € en esta diarrea mental de una white bougie Brooklyn Murican cuando puedes leer la misma mierda, pero más corta y gratis, en el Twitter de… cualquier yanki?

Si os apetece leer mentiras y pataleos porque la vida perfecta de la autora pija de repente sufra un pequeño problema, os recomiendo Rien ne se passe jamais comme prévu; si queréis leer sobre una pareja que no pasa por su mejor momento y tienen familias poco cooperadoras narrando su embarazo, os recomiendo Nouvelles vies; si queréis una visión no muy bonita, pero sí personal e íntima, del embarazo de la autora, os recomiendo Corps de rêves de Capucine, cómic de 2004 y uno de los primeros de este estilo que encontré. Si queréis información sobre contracepción o el embarazo, os recomiendo que busquéis en páginas especializadas y no una paleta que se queja de fraudes médicos pero va a acupuntura.

Address Unknown – Katherine Kressmann Taylor

No tenía ganas de leer libros gordos o difíciles este verano, así que en la biblioteca me fijé en los libros finitos o pequeños y me topé con este, casi escondido entre los tochazos de historia. Admito que al leer la contraportada pensé que era un libro de no ficción, aunque descubrí que no lo era antes de empezar a leerlo, pero el tema me parecía muy interesante, principalmente porque fue publicado en 1938, antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando siempre oímos que «nadie se imaginaba lo que iba a pasar». Evidentemente, el genocidio había empezado años antes y sus víctimas eran perfectamente conscientes de ellos. Son los demás quienes se han lavado las manos luego para quedar bien, consigo mismos y de cara a la galería.

Martin y Max son dos alemanes que viven en San Francisco y tienen juntos una galería de arte, donde venden cuadros a la población burguesa local, muchos de ellos judíos y con lazos en Alemania. Martin, cristiano, se vuelve a Alemania con su mujer e hijos y le cuenta el estado del país a Max, quien a su vez responde pidiendo noticias del país, de su familia y de la de Martin a la vez que le comenta cómo va el negocio.

Las cartas empiezan siendo normales, con noticias sobre algún cuadro feo vendido o cómo se adoptan los hijos mayores de Martin al nuevo país y el nuevo idioma, pero enseguida Max le pide a Martin que le cuente qué pasa con el nuevo gobierno alemán de 1933 y este le explica que «su gente» no lo entiende, pero Hitler es un soplo de aire fresco y una gran esperanza para Alemania. Desde aquí las noticias van escalando al mismo tiempo que los crímenes del nazismo escalan y lees el resto de las páginas con ansia, como si fuese un thriller policíaco en lugar de una novela epistolar cortísima.

Miembros de las Juventudes Hitlerianas quemando libros en 1938, el año que se publicó Address Unknown (World History Archive)

Es una lectura rápida, relativamente simple, que tiene un elemento innovador y muy interesante al final, pero que no pide mucho del lector. Sin embargo, esta simplicidad hace que sea una lectura increíble. Y si es todo eso sin tener en cuenta las circunstancias del libro, cobra mucha más fuerza cuando lees la historia de su publicación. Taylor escribió el libro porque veía en Estados Unidos a gente como Martin, que hablaba del régimen nazi como una minucia, cuando había montones de judíos en EE. UU. que aseguraban que el genocidio ya había comenzado, bien porque ellos mismos lo habían escapado o porque sus familiares en Alemania lo estaban sufriendo. Puede que quienes minimizasen o justificasen el genocidio lo hiciesen porque les molestaba pensar en que su magnífico país no era totalmente magnífico, pero fuesen sus intenciones nefarias o no, la realidad es que esos comentarios, esos argumentos, el poder que usaron para tapar esas «nimiedades» fueron parte intrínseca de los crímenes de lesa humanidad cometidos, antes y durante la guerra. Taylor se cansó de oír gilipolleces y publicó una historia ficticia, pero basada en la realidad, de lo que ocurría en Alemania para quitar a sus compatriotas la venda de los ojos. El libro tuvo éxito, aunque los estadounidenses siguieron contentos fingiendo que no pasaba nada. Sin embargo, la novela no hace más que coger más fuerza e importancia con el paso de los años.

Si quieres una lectura cortita que te atrape durante un viaje corto, lee este libro. Si te gustan los thrillers inusuales, léelo. Si te gustan las historias de la Segunda Guerra Mundial o quieres leer una un poco distinta, lee el libro. Si te interesa la historia, léelo. Lee este libro.

Mary Ventura and the Ninth Kingdom – Sylvia Plath

Sé de Sylvia Plath desde hace años, aunque nunca me atreví a leer nada suyo. Al mismo tiempo descubrí Inocencia interrumpida de Susanna Kaysen y cuando años después me atreví a leer el libro pensé que estaría bien leerme también La campana de cristal, pero finalmente no lo hice. Ahora que busco leer un poco más a autoras clásicos modernos, eché un vistazo a las estanterías de la biblioteca y me encontré de nuevo con Plath, pero no me sentía con fuerzas para leer sus dos novelas (y no me gusta mucho la poesía). Sin embargo, vi un librito minúsculo justo al lado y me llamó la atención. Era esta historia corta, que no sabía que existía, y no pude resistirme.

Mary Ventura es una chica joven que espera en la estación de tren con sus padres. El tren anuncia que va a partir y sus padres se despiden y le obligan a montar, haciendo oídos sordos a sus protestas. Finalmente accede y se sienta junto a la ventana, con un ticket hacia el Reino Noveno; su padre le asegura de que no se perderá, debe bajarse en la última estación. Una vez salen de la estación, una señora se sienta a su lado y charlan animadamente durante el viaje, disfrutando de la experiencia en un tren tan agradable. Pero poco a poco Mary se da cuenta de que los pasajeros parecen no tener voluntad propia, los empleados del tren le dan miedo y no quiere ir al Reino Noveno, del que no podrá escapar.

La historia se lee en un suspiro. Empieza lentamente y siendo bastante mundana, se nota que Plath era joven y todavía estaba estudiando y experimentando con la escritura. Hacia la mitad, especialmente el último cuarto, la historia coge ritmo, se vuelve más interesante y es imposible dejar de leer. La alegoría que intenta crear no es muy obvia, entendemos que Mary quiere escapar de algo pero no creo que sea posible suponer el qué sin conocer cómo fue la vida de Plath una década después de escribir esto. Por todo esto, no sé si tiene mucho interés como lectura aislada o para alguien que no sea lector o estudioso de Plath. Aun así, teniendo en cuenta que es muy cortito y se lee de una sentada, se lo recomiendo a cualquiera que sienta curiosidad, pero también diría que lo saquéis de la biblioteca en lugar de comprarlo.

Hoy en día sabemos que Plath escribió esta historia en un momento clave de su vida. Era 1952, cuando tenía 20 años, y justo antes de realizar prácticas en la revista Mademoiselle, donde caería en una fuerte depresión y se autolesionó. Un año después, en 1953, recibió terapia de electrochoque e intentó suicidarse por primera vez. Ahora sí podemos entender que ese tren al que sube todo el mundo y del que Mary Ventura quería escapar, subiendo las feas escaleras oscuras hasta el brillante sol y las preciosas flores, era la vida.

Otros enlaces:

Sylvia Plath wrote this short story in 1952. It’s now out in print for the first time. – Reseña de Constance Grady en Vox.

Sylvia Plath’s Ninth Kingdom, – Reseña de Heather Clark en Harvard Review Online.

The Genesis of “Mary Ventura and the Ninth Kingdom”. – La historia de la obra, escrita por Karen V. Kukil en The Hudson Review.

Herding Cats – Sarah Andersen (Sarah’s Scribbles)

Por fin, después de unos dos años desde que encontré el primer cómic de Sarah’s Scribbles en la biblioteca, me he leído todas las obras de Andersen disponibles (incluida Fangs). No siento que sepa más sobre la autora o su obra que antes, cuando solo había visto algunas de sus viñetas sueltas en Internet, pero al menos me ha entretenido durante un par de viajes en tren.

En este tercer tomo de la serie Sarah’s Scribbles, la autora pierde todos los pequeños detalles que hacían que sus cómics sencillitos fuesen correctos y cae en todos los errores que hacen que otros cómics similares (especialmente la marea de novelas gráficas que publica Andrew McMeel Publishing) sean apenas pasables o, directamente, malos. Tiene solo un par de temas poco interesantes, los repite hasta morir, es quejica y no tiene ninguna gracia. El uso de las viñetas borrosas para transmitir impresión o choque es melodramático y la autora abuso de ello, así que cansa más que divierte.

También vuelve a dedicar varias páginas finales a contarnos su vida, alargando el chicle lo máximo posible y sin tener nada interesante que decir. Se queja de que cuando ella era joven Internet y las redes sociales eran maravillosas y ahora son una mierda, mencionando solo de paso que «algunas personas» no tenían una experiencia impoluta ni «en mi época», pero seguidamente vuelve a ignorarlo y a decir que «¡¡¡cuando yo era joven todo era perfecto!!!». Difícilmente se puede ser más mamarracha. Andersen es una mujer, ella misma forma parte de esas «algunas personas» que son comúnmente víctimas del acoso y derribo en Internet.

«En su época» amenazar de violar y asesinar a mujeres era normal y las redes sociales no tenían sistemas de denuncia para bloquear a esta gente ni para que sus comentarios y perfiles fuesen eliminados; denunciarles a la Policía era impensable; los menores no conocían estrategias para protegerse y sus padres mucho menos; podías encontrar películas snuff sin querer y si entrabas en páginas de porno gratis no podías saber si estabas viendo porno de verdad o un vídeo grabado por un violador mientras atacaba a su víctima, o si quienes aparecían eran menores o adultos, todo ello problemas que hoy en día siguen existiendo en cierta medida, pero que ahora conocemos y tenemos más formas de al menos saber que no lo consumimos sin ser conscientes de ello.

Convertirse en una old woman yells at cloud en tan solo el tercer cómic de lo que se supone es una serie relatable sobre ser millennial tiene cojones. Al menos no podemos decir que Andersen nos esté timando, nos deja saber que es una pijilla que no ve lo que no le interesa y todo es perfecto siempre que ella salga ganando. ¿A quién recomiendo esto? A nadie. Leed algún cómic con sustancia y dejad que la señora eche espuma por la boca un rato más hasta que se calme porque alguien ha cometido el crimen de decir que no le ha encantado uno de estos cómics.

The A-List – Zoey Dean

Hace más de una década me fui a Estados Unidos en verano. Por entonces Amazon no era tan común y pedir artículos desde el extranjero era carísimo, así que quienes queríamos libros en otros idiomas lo teníamos difícil. Así que, estando yo enganchada a Gossip Girl, habiéndome leído un par de sus libros en castellano (la traducción era horrible y la edición peor), aproveché mi visita para buscar un par de libros que pudiese leer de vuelta a casa. Me compré dos de Gossip Girl, pero cerca vi otros del mismo estilo que tenían buena pinta, como este. Aunque me leí parte de él cuando era adolescente, no recordaba prácticamente nada, así que en mi última visita a casa decidí leérmelo bien, de una vez por todas.

Anna Percy es una chica de 17 años que lo tiene todo, pero es infeliz. Su madre pertenece a una familia rica de Nueva York, lo más cercano a la aristocracia que existe en Estados Unidos, y por lo tanto ha crecido con la idea de que hay que ser fría y distante; su padre es un financiero y, después de divorciarse, se fue a vivir a Los Ángeles y se desentendió de la crianza de sus hijas por completo; su hermana Susan se droga desde los 14 años y está siempre saliendo y entrando a centros de desintoxicación. Anna va a un colegio privado, tiene buenas notas y ya le han aceptado en una universidad de la Ivy League, así que va a pasar el último trimestre haciendo prácticas en una editorial de Nueva York. Pero cuando esta quiebra, su hermana vuelve a irse al hospital y su madre huye a Italia para despejarse la mente, Anna decide visitar a su padre en Los Ángeles y conseguir prácticas allí. Por desgracia para ella, en realidad lo que encontrará es un padre en la crisis de los 40, un grupo de adolescentes ricos y famosos cuyo único propósito en la vida es follarse al más rico y cachas, y más líos que una telenovela.

Este es de esos libros que se escriben corriendo y mal cuando un tema se pone de moda, en este caso los niños ricos de Estados Unidos y sus líos amorosos. Zoey Dean son en realidad un matrimonio de mediana edad que se hacía pasar por una chica joven y rica para que pareciese que estos libros son una mirada realista al mundo de los millonarios en EE. UU. Al leer algo así te esperas que sea un poco ridículo, pero no por ello tiene que ser simplón. Por desgracia, no se lo curran demasiado. Anna tiene una única amiga, Cyn, que es un putón verbenero y su plan de Nochevieja es follarse a Scott Spencer, el chico que le gusta a Anna; pero hacen que no haya ni un poquito de tensión sobre ello. Después Anna conoce a Ben, un chaval de 18 años que estudia en Princeton, y al parecer el único chico disponible en Beverly Hills, porque durante 200 páginas vamos a descubrir que todas las chicas del libro están intentando camelárselo agresivamente. Entre ellas están Cammie, otro putón verbenero; Sam, la hija «gorda» de una estrella de cine; y Dee, otra niña rica cuya personalidad se limita a gustarle los cristales curanderos.

Los personajes no tienen personalidades bien definidas: cuando a los autores les viene bien, Dee y Sam son majas, comprensibles y amigas; cuando les viene mal, son unas víboras que se ponen la zancadilla entre ellas porque se odian. Los conflictos se basan en interrumpir a un personaje justo antes de que pueda explicar qué ha pasado, dárselas de indignada y marcharse. Las justificaciones son también baratas: todo se base en quejarse de que sus padres no les prestan suficiente atención (o, en el caso del padre de Anna, que su madre no le follaba tanto como él quería) porque están ocupados trabajando. Los autores parecen haber visto 2 minutos de alguna serie mala adolescente y supuesto que los jóvenes querían leer sobre orgías entre chavales de 17 años y lloriqueos porque sus padres están divorciados. Aunque hay series de ese estilo, yo diría que las que suelen durar más de un año o dos son aquellas que tienen mucha más sustancia, no simplemente chicas rompiéndose el vestido la una a la otra por un chico un año mayor, pero luego haciéndose amiguis porque «omg mi padre ha tenido poco contacto emocional conmigo durante la infancia, somos únicas, esto los pobres no lo entienden, todas las putadas están justificadas y ahora somos bff».

Sin embargo, este estilo cutre no es nada nuevo y sigue bien presente (especialmente en romántica y juvenil, diría yo), así que tampoco es una sorpresa. Lo que sí me ha dejado un poco flipada es la tranquilidad con la que hablan de abusos sexuales a menores, sea por parte de otros menores o de adultos, como si fuese lo más. Susan es violada por un chico cuando está borracha en casa de un amigo, a la vez que la madre de ese amigo le pide que lleve varios adolescentes a su casa una vez por semana para violar a quien le apetezca ese día. Cyn «no cuenta» las dos primeras veces que mantuvo relaciones sexuales porque estaba borracha como una cuba, es decir, le violaron; otra vez se enrolló con un señor cuarentón en una limusina, es decir, un viejo le agredió sexualmente. En un avión, Anna tiene al lado a un hombre adulto que no para de meterle mano y ella tiene que beber alcohol sin parar para poder sobrellevar la agresión sexual pública y continua que está sufriendo. En otra ocasión, Cammie le dice a dos cuarentones que Anna es puta y estos dos le babean y acosan para que se los folle. Solo oímos de dos ocasiones en las que el sexo fue entre dos personas de edades cercanas mantienen relaciones conscientes: en una Anna se va a un barco de madrugada con un desconocido; en la otra, Cyn nos cuenta que ha follado. El resto son todo abusos sexuales y violaciones a menores, pero el libro lo presenta como guay, la panacea, algo a lo que toda niña debería aspirar.

Podemos quitarle un poco de culpa porque hace 15 años las violaciones se toleraban incluso más que ahora, pero yo ni entonces conocía a ninguna niña a la que ser violada en una fiesta o abusada por un adulto le pareciese sexy o guay. Este libro tiene como público niñas adolescentes, así que a parte de ser vomitivo por no solo normalizar la pedofilia y violaciones, sino intentar convencer a niñas de que DEBERÍAN querer follarse a viejos, falla en su misión más simple: hacer que las adolescentes se sientan identificadas y mostrarles historias que les gusten. El hombre viejo que escribió esta mierda (y la mujer que le ayuda a encontrar víctimas) decidió hacer mal su trabajo para así convencer a menores de edad de que tienen que querer comerle el rabo.

En pocas palabras: quemad esta mierda en una pira.

Rhapsodie en bleu – Andrea Serio

En un día sin inspiración, cuando todos los cómics que veía me parecían o feos o con tanto diálogo como una novela corriente, le eché una ojeada a este. Sabía que lo había visto antes, sabía que antes o después probablemente lo leería, pero no recordaba sobre qué trataba. Vi que era precioso y decidí leérmelo ese día mismo. Solo me arrepiento de no haberlo hecho antes.

Tres primos judíos italianos pasan el verano en la costa cuando Mussolini promulga las leyes raciales que comenzarán el genocidio judío en Italia. Uno de ellos, Andrea Goldstein, huye a Nueva York antes de que la situación empeore y allí, viviendo en cada de su tía, trabaja, intenta ahorrar dinero para estudiar Medicina, e intenta rehacer la vida que el fascismo le impidió en su Trieste natal. Cuando finalmente estalla la guerra, Andrea se cambia el nombre a Andrew y desembarca en Nápoles con su unidad para terminar la batalla en Europa.

El cómic está basado en una historia real, contada en el libro Ci sarebbe bastato de Silvia Cuttin. No hace falta usar muchas palabras para relatar lo ocurrido en líneas generales, creo que ya hemos leído mucho sobre la Segunda Guerra Mundial y particularmente la shoá, así que el autor no se repite. Tampoco pone largos soliloquios en boca de los personajes y deja que el dibujo nos transmita las emociones por sí mismo.

Y aunque la historia es muy bonita en sí misma, es precisamente el dibujo el que eleva este cómic. Es delicado, juega con las luces y las sombras, y el color es maravilloso. El color azul no solo nos deleita por lo bonito que es, sino que une los historia, que comienza y termina en el azul de las aguas del Adriático. Habría sido fácil llenar las viñetas de texto, o recrearse en pequeñas viñetas que muestren la batalla, pero el autor ha preferido confiar en que el lector entenderá todo ello sin necesidad de explayarse y en su lugar dejarnos ver desde los ojos de Andrea el viaje de vuelta a un país que es a la vez el suyo y a la vez un país extraño y hostil. Ha sido la decisión acertada.

Todos los años leo muchos cómics que olvidaré enseguida y unos pocos interesantes, de los que solo se me quedarán marcados muy poquitos. Este es de esos pocos de los que me acordaré durante mucho tiempo.