Sous Terre – Mathieu Burniat, Marc-André Sélosse

Vi en NetGalley este cómic francófono que mezclaba mitología griega con nuestro mundo actual, lo que me recordó a una mezcla de The Silence of the Girls de Pat Barker y American Gods de Neil Gaiman. Desgraciadamente, no tiene nada que ver con estas obras, así que la lectura, aunque original, fue extraña.

Hades está cansado de su trabajo como señor del Inframundo, así que anuncia a todos los medios de comunicación que va a realizar una gran entrevista de trabajo para encontrar a quien será su sucesor. Entre los cientos de candidatos se encuentran Suzanne, que quiere pedir a Hades que le devuelva a un amigo muerto; Tom, que está cansado de estudiar y cree que este puesto de funcionario le vendría bien; y Ulises, un griego enorme con un corazón de oro. Pero cuando Hades les habla, descubren que lo que ha tramado es un Battle Royale en el que todos excepto un candidato morirán.

Todas estas ideas, de por sí, son bastante confusas. Tiene una parte cariñosa con la relación entre algunos candidatos, una parte de horror y sádica con todas las muertes que ocurren, pero además no nos queda muy claro si los dioses griegos forman parte de esta sociedad, si es igual que nuestro mundo en todo lo demás o es un mundo de ciencia ficción, etc. Sin embargo, en cuanto Hades da comienzo al juego de la muerte, descubrimos que en realidad todo la historia es una excusa para darnos una lección de geología. Las etapas del Battle Royale consisten en encontrar unos elementos geológicos en particular y Hades, en forma de robot volador, nos va contando las particularidades de cada capa de la Tierra, su importancia para la vida en el planeta y cómo los seres humanos la han jodido. Esto es, simple y llanamente, un coñazo, pero además no pega con la historia que nos intentan vender.

Las lecciones de geología son densas, explicadas de manera infantiloide (así que incongruente con el gore de la historia) pero a la vez sin ser más fácil de entender que una lección de clase de Biología en el instituto. En este sentido, no me parece que ayude demasiado. La gracia de series como Érase una vezAventura sobre ruedas es que aprendías lo más básico de un tema, pero cada capítulo tenía una historia interesante en sí misma. La historia de este cómic no es interesante porque no tiene ningún sentido ni se molestan en presentarnos a los personajes, más allá de «Tom odia la suciedad» o «Ulises es un buenón», y además pretende explicarnos algo más que lo básico, cuando supongo que el público que leerá esto tendrá, en general, poquitos conocimientos de geología.

La idea principal, que los seres humanos han roto la Tierra y por lo tanto Hades quiere matar a varios cientos de ellos por unas risas, también es bastante débil. Se pasa cien páginas explicando por qué los avances tecnológicos han destruido el suelo, pero al final, cuando Hades nos da una moralina sobre el futuro, dice que los humanos deberían usar la tecnología para llevar a cabo una agricultura sostenible. Perdona, pero llevas todo el cómic quejándote de lo que ahora dices que es la solución. Esmérate un poco más con el argumento que quieres presentar, porque hasta ahora era matar a todos los humanos.

Lo que sí está muy bien es el dibujo, que mezcla los personajes con sus caras caricaturescas muy bien con unos paisajes y animales muy realistas. El color está genial, cosa que se agradece en un cómic didáctico donde lo más importante son los organismos microscópicos. Las viñetas enormes ayudan a darle el toque épico que el autor quería transmitir en esta versión extraña de los Juegos del Hambre.

En resumen, este cómic es un lío, tiene una vaga idea de lo que quiere ser pero ninguna de cómo llegar a serlo, así que el autor ha tirado mezclado varias ideas crudas en una olla, las ha removido un poco y ahora nos presenta un batiburrillo extraño que no sabría describir. Que aproveche.

Norse Mythology – Neil Gaiman

¿Quién no conoce a Neil Gaiman? Da igual que seas más de cómics, de literatura infantil, de novelas de humor, de series o películas fantásticas. Neil Gaiman ha escrito de todo y para todos. Evidentemente, esta no es la primera de sus novelas que leo; en el instituto me leí Coraline por insistencia de una amiga (y me gustó mucho) y de adolescente me leí Good Omens cuando pasaba por una época entre rebelde y emo. Y aunque nunca conseguía pasar más de un par de capítulos de American Gods (más por falta de tiempo que por falta de ganas), conozco el mundillo y sigo al tanto de lo que saca Gaiman, aunque sean entradas de blog sobre George R. R. Martin. Así que, en preparación para el Apocalipsis (comúnmente llamado «cuarentena del coronavirus»), corrí a la biblioteca a sacar libros y, de los pocos que quedaban de Neil Gaiman, escogí este.

Neil Gaiman se confiesa un amante de la mitología nórdica desde niño, cosa que no extrañará a quienes hayan leído American Gods, donde demuestra que se conoce bien una variedad de mitos del mundo. En este caso, basándose en libros más académicos leídos en su juventud, Gaiman relata varios mitos nórdicos, especialmente los de la creación y el Apocalipsis, como si se tratasen de historias cortas, haciéndolo más ameno, de manera similar a como lo hizo Stephen Fry con la mitología griega en Mythos, publicado el mismo año que este libro.

De hecho, probablemente la mejor forma de apreciar el libro sea leyendo una o dos historias al día, dejándolo reposar, sin necesidad de leerse 150 páginas cada día (que se puede hacer fácilmente, es muy fácil de leer). También pensé cuando lo estaba empezando que me habría encantado tener este libro de pequeña para que mis padres me leyesen historias antes de ir a dormir.

Gaiman se preocupa de explicar todo lo que puede sonarnos extraño, así que no necesitas saber nada del folklore nórdico para leerlo. Aparte de tener un glosario al final, te explica lo que significa cada nombre y cómo consiguieron los dioses sus armas cuando sea necesario, para que nunca se te pase ningún detalle. Así, aparte de entretener, tienes la sensación de que estás aprendiendo algo útil o importante. Y a la vez, como solo te cuenta varias historias divertidas, despierta en ti una curiosidad por el tema que te hace querer buscar los libros que nombra y alguno más para así profundizar en el tema.

Aunque es un libro cortito, sin muchas pretensiones, me parece que mezcla lo mejor del Gaiman que escribe para niños con el que escribe para adultos. Es una obra que puede disfrutarla cualquier persona, de cualquier edad, y con un poco de suerte, terminar tan enganchado a la mitología escandinava como el propio autor.

The Penelopiad – Margaret Atwood

Con la esperada publicación de Los Testamentos a finales de 2019, Margaret Atwood estaba hasta en la sopa; pero además ganó el Man Booker Prize (conjuntamente con Bernardine Evaristo) en un año muy controvertido, así que oía hablar de ella cada dos por tres. Así que busqué algún libro facilito entre su bibliografía, a poder ser no tan deprimente como El cuento de la criada, y di de lleno con The Penelopiad.

El libro fue uno de los primeros en publicarse en la serie Canongate Myth Series, una colección de la editorial Canongate Books en la que distintos autores cuentan su versión de algún mito en particular. En este caso, Atwood se centra en un aspecto concreto de La Odisea: en las 12 sirvientas que mata Odiseo por haberse «acostado» con los pretendientes de Penelope.

Aunque no sea una experta en mitología griega, la conozco un poco y me gusta mucho; el año pasado leí The Silence of the Girls de Pat Barker, que estuvo nominado al Women’s Prize for Fiction, y me encantó. Además, hace unos años hice en Coursera un curso de un par de meses en los que se estudiaba qué era un mito, en general, y la Odisea en particular, con gran detalle. Ilusa de mí, pensé que todo este bagaje me ayudaría a apreciar el libro de Atwood, que al no llegar a 200 páginas sería agradable de leer.

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Mosaico romano de Ulises y las sirenas (Túnez, II d. C.)

En realidad lo que me encontré en este libro fue un fanfic cuestionable. Muy original, con un planteamiento interesante a la hora de contar la historia, pero una historia infumable. La narradora es Penélope, que nos cuenta desde el presente y desde el Hades su historia, desde su punto de vista, quejándose bastante, dando montones de excusas y usando un lenguaje a veces hasta coloquial. A veces se interrumpe para decir que le gusta aparecerse en sesiones de espiritismo o a videntes, o para decir que le encantó la invención de la bombilla y que está al corriente de lo que son los bikinis y los tacones. Cosas absolutamente innecesarias, absurdas, que no aportan nada.

Y de vez en cuando las 12 sirvientas asesinadas tienen un capítulo en el que cuentan su versión de la historia. La forma de contarlo cambia en cada capítulos: al principio lo hacen a través de un poema o canción, cada uno de un estilo distinto; pero hacia el final un capítulo se da como si fuese una clase de sociología en la universidad, o como su alegato a un juez del siglo XXI en el que Odiseo es defendido por un abogado.

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Odiseo y Telémaco masacrando a los pretendientes de Penélope (Thomas Degeorge, 1812).

Este es indudablemente el punto fuerte del libro. No solo es increíblemente original, sino que además estos capítulos ayudan a no quemarse después de varios capítulos de Penélope. Son de lo poco que aprecié del libro.

La otra faceta que me gustó fue cómo describía Penélope a otros personajes, especialmente a Helena de Troya, a quien no soporta. A veces le dedicaba varias líneas a insultarla, siendo “Helen the septic bitch” mi preferido. Me pareció interesante ver otra interpretación del mito en el que, por una vez, Helena no fuese una pobrecita muñeca de trapo raptado por Menelao y luego por Paris y de nuevo por Menelao; sino una mujer con una personalidad fuerte que resulta ser también una narcisista y una hija de puta.

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Odiseo reconocido por Euriclea (Gustave Boulanger, 1849).

En resumen, y aunque he disfrutado un par de capítulos de la novela, solo puedo decir que es una gran decepción, una oportunidad perdida, y que hoy en día hay otras novelas que ofrecen historias feministas de la mitología griega más interesantes.