Une maternité rouge – Christian Lax

El Louvre lleva varios años sacando cómics de un gran número de artistas cuyo eje central es el propio museo. Las historias pueden tratar sobre cualquier cosa, pero siempre están ligadas al museo y al arte. Uno de los primeros fue Les guardiens du Louvre de Jirō Taniguchi, un cómic extraordinario con una historia flojita, y a principios de 2019 se editó este cómic, Una maternité rouge, de Christian Lax.

El autor decide contar una historia algo inesperada en su obra: se centra en una ala pequeñísima del Louvre, el Pabellón de las Sesiones (Pavillon des Sessions), donde se muestran unas pocas obras de arte primario cedidas por el Musée du Quai Branly. Entre ellas está una estatua llamada maternidad roja, maternité rouge, creada en Mali por los dogones en el siglo XIV y que era una de las esculturas favoritas del antiguo presidente francés Jacques Chirac. Lax se inspira de todo esto para hablarnos de la dureza de la emigración de África a Europa, mezclando el arte con los problemas sociales más actuales.

Alou es un joven maliense que recolecta miel, pero mientras estaba trabajando con un baobab un grupo de extremistas musulmanes le atacan por ser un supuesto idólatra. Entre los restos ametrallados del baobab encuentra una pequeña estatua y el hogón de su aldea le dice que es una importante obra de arte y, vista la situación del país, donde mejor estará será en el Louvre. Así que Alou debe cruzar el Sáhara, Libia y el Mediterráneo para llegar a París y confiar la estatua al museo.

Chirac en el Musée du Quai Branly. © Hubert Fanthomme

La historia es interesante, pero simplemente no es posible dedicarle el tiempo que merece en 140 páginas. El peligro en el desierto, protegiéndose de otros emigrantes, de los locales, de los esclavistas libios, del mar, los robos, asesinatos, violaciones en grupo, ataques xenófobos una vez en Europa; todo ello da para mucho y aquí tiene que saltar de un contratiempo a otro para no alargarse demasiado. Sin embargo, al final el mensaje del cómic queda claro, así que aunque no sea perfecto, es suficiente.

El dibujo, por su parte, es maravilloso. Los paisajes me dejaron estupefacta, especialmente los del campo maliense, aunque el mar en Libia no se queda atrás y el Louvre, tanto por fuera como por dentro, está perfecto al detalle. El uso del blanco y negro es una buena forma de dar protagonismo a la estatua, de un color rojizo térreo, por lo que funciona muy bien.

Al final, si bien no me gusta tanto como la maravilla de Taniguchi, sería difícil que lo hiciese. El mangaka era un artista de otra categoría y una sola de sus páginas me puede tener encandilada de por vida. Sin embargo, esta historia es evidentemente mejor y aprecio que el autor se atreviese a hablar de algo importante, por lo que es una buena adición a la colección de cómics sobre el museo.

Otros enlaces:

« Une maternité rouge », la BD de Christian Lax sur le patrimoine africain de Nicolas Michel en Jeune Afrique.

Chirac: hommage à l’art africain de Gilles Martin-Chauffier en Paris Match.

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